Menú

Pruebas Racing

Hecho en casa

Este Mitsubishi Evo VIII ha sido fabricado íntegramente en Gran Canaria y no dispone de diferencial central, con lo que la conducción se vuelve muy espectacular.

06/08/2016

Hecho en casa

Siempre estoy dispuesto a probar un coche de competición, y las personas que realmente me conoce lo sabe (soy un piloto frustrado) pero en esta ocasión ha sido un verdadero placer.
Se trata del Mitsubishi Evo VIII del piloto grancanario Benito Marrero, que ha estrenado este año con mucho éxito y sobre todo con una ilusión tremenda de él y todo su equipo, que más adelante conoceremos.
Poniéndonos en materia, lo primero es conocer el pedigrí del vehículo. Se trata de un Mitsubishi Evo VIII llegado de Estados Unidos y que por este motivo no dispone de diferencial central, sólo delantero y trasero, dado que este vehículo dispone de tracción a las cuatro ruedas. Todo el trabajo se ha llevado a cabo en una nave que el propio Benito tiene el Circuito Islas Canarias de Telde (Barranco de La Gallina) y ha tenido como mano de obra su propia familia y componentes del equipo. Desde el desmontaje total de la carrocería, hasta el montaje de las barras, suspensiones, medidas de seguridad, etc. Se ha realizado de formal artesanal, con un cuidado exquisito por todos los detalles.

Es un equipo modesto pero que sabido elegir sus posibilidades y apostar por una montura que se puede evolucionar muchísimo, conforme se valla invirtiendo en el. Ese detalle es muy importante porque para arrancar, este vehículo dispone de todo lo necesario, incluso se liaron la manta a la cabeza y cuenta con una centralita electrónica firmada por el especialista australiano de Motec (con brida 36), suspensiones Proflex de tres vías, diferenciales mecánicos, autoblocante delantero, frenos de serie con pastillas y líquido de competición. La caja de cambios es la de serie, que para estos menesteres nos parece aceptable, debido sobretodo al coste de una caja de dientes rectos que además lleva mucho más mantenimiento.

Una gran responsabilidad
Cuando nos pusimos al volante del Evo VIII, nos dimos cuenta de un detalle y es el nerviosismo de Benito, era la primera vez que una persona ajena a su equipo se ponía a los mandos de su criatura, siendo sólo él y el Tele5 los únicos que lo habían conducido. Por otro lado teníamos un problema al quedarme algo alejado del volante y los pedales, con lo que Benito no las tenía todas consigo.
Siempre es una gran responsabilidad ponerse a los mandos de un vehículo que no es tuyo y no digamos si es de competición, pero cuando alguien accede, para mi es muy importante, ya que significa que pone en tus manos algo muy, muy importante para él. Por ello cada vez que realizo una prueba racing, la hago con el mayor tacto posible, aprendiendo sobre todo de lo que me cuentan sus dueños y pase lo que pase disfrutar del momento y trasmitir mis sensaciones a todos los lectores.

Ya metidos en faena, con el mono ignifugo, casco y guantes, la temperatura va subiendo dentro del habitáculo, que está casi herméticamente cerrado para que la tierra no entre en el. No dispone de alzacritales, ni manuales, ni eléctricos, teniéndonos que concentrar en la conducción y olvidarnos un momento del calor.
Saltándonos el tema de la incomodidad, resulta muy fácil adaptarse a la conducción de este coche, aunque si vamos rápido con él, dado que a bajas revoluciones este Mitsubishi se muestra intratable y muy incómodo “sólo quiere correr”. La puesta a punto del motor, suspensiones y frenos es excelente para la tierra, pero no podemos decir lo mismo de los neumáticos que portaba en el momento de la prueba, que lo hacían muy crítico. La dirección es otro de sus puntos fuertes, ya que sin esfuerzos ni muchas vueltas, donde ponemos el ojo ponemos el morro del coche sin ninguna oscilación y sin rechistar, una maravilla.

Volviendo al comportamiento, los neumáticos decidían muchas veces por si solos, pero la bondad del Mitsubishi hacía posible lo imposible y aunque entráramos un poco pasados, la solución era “gas – gas” pie a fondo y salíamos airosos de cualquier circunstancia.
Este coche con unos neumáticos adecuados, que por cierto estaban preparados para la próxima cita, puede ser un arma definitiva y que por su precio / prestaciones, es el arma perfecta de los equipos privados.

Un gran equipo
Según el propio Benito nada de esto sería posible y por ello no se dejó ningún nombre atrás en los agradecimientos, siendo para ellos todos los elogios. Entre ellos destacas sobre manera su actual compañera y copiloto, Fabiola Armas y por su puesto su fan número uno, “La Lagartija”. Tampoco quiso dejar atrás a Juan Benitez (El Tele5) a Jacobo, Los Manolo´s, Víctor Torres, Nacho Espino, Moisés Espino, José María, Raúl Hernández, Alejandro y Gilberto, todos ellos con una participación imprescindible en el proyecto.

Historia
La historia de los Evo de Mitsubishi nación con el Lancer 1600 GSR hace treinta años, pero sería en el año 1992 cuando se conocía el primer Mitsubishi Lancer Evo. Con esa misma carrocería salían el Evo II, III y IV. El cambio más importante llegaba con el EVO IV en 1996 que implanta el AYC (control semi-activo de deriva de 1ª generación) o lo que es lo mismo un diferencial trasero activo, lo que mejoraba sustancialmente su comportamiento en todo tipo de terrenos.

Pero la saga moderna del Evo es sin duda alguna el V, con el que Makinen arrasaba en el Mundial de Rallys e incluso empezaba a verse como grupo N en todo el mundo, era el año 1998. La racha de victorias siguió al año siguiente con el Evo VI y esto ya no se podía parar, había nacido la fiebre Evo.
La tercera generación de los Evo nació con el VII, que fue el que empezó la ola de mejoras del coche, que prácticamente cada año nos sorprendía con una nueva evolución, actualmente está en el mercado el IX, del que casi no hay unidades, a la espera del año que viene del esperado Evo X, que como novedad podrá incorporar una caja de cambios con accionamiento por levas en el volante (pero no para la versión de competición)

¿Qué te ha parecido la noticia?

Estrella Estrella Estrella Estrella Estrella