Pruebas Racing
Kincar
Hemos podido probar el Car Cross de la marca Kincar que está causando muy buena impresión entre los equipos que compiten con este tipo de “aparatos”.
Gracias a Alpe Motor de la mano de Yeray Pérez, hemos tenido la oportunidad de probar uno de los Car Cross más competitivos del mercado, el Kincar, un modelo completamente hecho a mano y al gusto de cada piloto.
Como siempre recibimos la invitación de Alpe Motor con alegría y algo de nerviosismo y preocupación, no todos los días puedes conducir un vehículo con la relación peso – potencia que tienen estos aparatos, 150 CV para un peso de 320 kg. lo que lo hace un verdadero misil.
Estos “aparatos” se construyen en Pontevedra, concretamente en Nigrán, de la mano de un experimentado piloto de la especialidad, Joaquín Chamorro, sumando ya más de 100 unidades, todas ellas fabricadas de manera artesanal y con los mejores componentes.
Se trata de un chasis completamente tubular, de acero al carbono estirado en frio con homologación RFEDA, recubierto por una carrocería en fibra de tres piezas muy fácil de montar y desmontar.
La dirección es directa con carcasa de aluminio forjado de diseño exclusivo, sin ningún tipo de asistencia. Los trapecios y manguetas son fabricados por ellos mismos con uniones unibal al chasis, siendo su eficacia y durabilidad puesta a prueba en cada competición con un sobresaliente.
La parte más importantes de estos “aparatos” es la suspensión y aquí cada cliente puede elegir entre multitud de posibilidades, como las fabricadas por ellos mismos en Kincar, o bien las de la marca Óhlins o Proflex, todas ellas de tres vías, para poder encontrar el mejor compromiso posible, entre altura, dureza y recorrido.
En cuanto al motor, normalmente, están montando unidades de la marca Suzuki en cilindrada de 600 o 750 cc. que, aproximadamente dan unos 150 CV de potencia. Se podrían montar unidades más potentes de más de 200 CV, pero se ha comprobado que no son tan efectivos, dado que es más difícil trasmitir esa potencia al suelo, lo que los hace casi inconducibles.
Esa potencia se transmite a las ruedas traseras por una caja de cambios secuencial (moto) sin diferencial ni autoblocante, como una especie de eje rígido, con dos palieres del mismo tamaño. En cuanto a los neumáticos, hay tres tipos básicos, los que montaba la unidad de pruebas para terrenos compactos, unos de tacos pequeños para terrenos algo más sueltos y unos terceros de tacos más grandes para terrenos rotos.
Las cifras
Este es el apartado que todos esperan y es el de conocer cuánto cuesta toda esta diversión en este “aparato”. Su precio, listo para correr, es de 18.500, pero Alpe Motor (representante de la marca para toda Canarias) tiene más propuestas para aquel aficionado que se decida.
La primera de ellas está dirigida al aficionado que quiere disfrutar de la experiencia. Con una duración de 30 minutos aproximadamente, tras el volante, podría vivir su ansiado momento por solo 250 €, incluyendo todo el equipamiento necesario y el asesoramiento de expertos en la materia.
También está la posibilidad de competir con el Kincar de Alpe Motor por 1.500€ por carrera, con todos los gastos y equipamientos incluidos, licencia, mono, casco, botas, guantes, gasolina, etc. Aunque también se podría hacer el campeonato al completo (5 pruebas) por 7.500€, a su vez se está trabajando en la posibilidad de hacerlo fuera de Gran Canaria sumándole los gastos de traslados.
Se acumula el trabajo
La experiencia con este “aparato” ha sido abrumadora, por ese precio no hay nada más explosivo para competir, algo así como hacerlo con un World Rally Car, todo pasa muy rápido y se acumula el trabajo.
Aunque con evidente falta de preparación física, nunca me niego (ni me negaré) a ponerme a los mandos de un coche de carreras, es algo que va en la sangre. Pero claro, debido a mis “dimensiones” las cosas a veces no son fáciles, aunque todos los equipos hacen lo imposible para me pueda sentir lo más cómodo posible.
Doy fe, que estos Car Cross está hechos para casi todas las medidas, solo es cuestión de trabajar la postura de conducción, colocando el asiento y los pedales en la mejor medida para cada cuerpo.
En un monoplaza y, está claro, todo está muy a mano, pero el espacio es reducido y si además la dirección es directa y dura, no va a resultar fácil. Pero no nos quejemos y a disfrutar.
Diversión y adrenalina a raudales, eso es lo que me llevo de esta experiencia, ya competir es otra cosa. Dentro del Circuito Islas Canarias de Telde, hay preparado un trazado de pruebas con todos los alicientes posibles, curvas cerradas, largas, cortas, rápidas, desniveles y alguna pequeña recta, todo ello con una pista regada para que no levante ese polvo tan molesto.
Ya en marcha, lo primero que advertimos es que la dirección es algo dura, algo lógico porque sino sería casi imposible mantenerlo recto o controlar el tren trasero, que en todo momento nos quiere adelantar. Por eso tenemos que estar con todos los sentidos al 100% para sacarle un mínimo de rendimiento dado que es muy exigente.
El motor está siempre lleno y dispuesto a seguir empujando, con un sonido racing que nos cautiva, toda una escuela para sacarle todo el partido a un propulsor que parece no tener fin.
Salimos del Kincar con una gran sonrisa en la boca, tras disfrutar como nunca en un vehículo de cuatro ruedas y, también siendo conscientes que no he llegado a sacarle ni a un tercio de su potencial, con lo que solo podemos decir que vivan la experiencia, vale la pena.
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