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Pruebas Racing

Prueba Racing Citroën C2 Challenge

Pequeño pero valiente

Aunque con sólo 140 CV probamos un mata gigantes, el Citroën C2 Challenge de Jonathan Suárez, era el año 2009.

31/03/2020

Pequeño pero valiente

Ya tenía ganas de probar este “pequeñin” mata gigantes y cuando el amigo Jonathan Suárez me ofreció la oportunidad, no me lo pensé dos veces, además también iba a estrenar mi nuevo casco Suomy, una primicia en Canarias gracias a la empresa catalana MP-Motorsport que de la mano de Miguel Aguiló está apostando por el deporte del motor de manera destacada.

Lo primero era buscar el momento y el lugar adecuados. El momento fue tras la celebración del Rally Ciudad de Telde, que en un primer momento iba a participar Jonathan Suárez pero que una herida en la mano se lo impedía. El lugar estaba claro, las instalaciones del Circuito de Maspalomas, que reúne todo los necesario para una prueba de este tipo y aprovecho la ocasión para agradecer el trato recibido de Miguel Ángel Domínguez y del amigo Macías, que siempre colaboran conmigo y este periódico para realizar estas pruebas.

Ya lo teníamos todo, ahora toca disfrutar con un vehículo, que en el pasado Rally Isla de Gran Canaria se clasificaba en la cuarta posición de la general, con lo que las expectativas eran muchas.

Pequeño pero valiente

Antes que nada había que hacer las fotografías de rigor, en lo que se va un puñado de minutos. En ese instante aprovechábamos para conocer un poco más este coche de la mano de su piloto, “lo único que le he hecho, comentaba Jonathan, es bajarlo de altura y modificar algunas cotas del tren delantero y trasero, el resto es como estaba en la Copa Monomarca”.

La base de este coche es el C2 GT 1.600 cc. pero con una carrocería fabricada por Matter y un kit completo fabricado por Citroën Sport, siendo su principal virtud los frenos Brembo de 300 mm con pinzas de cuatro pistones, amén de un peso de poco menos de 1.000 kg. que lo hacen muy efectivo cuando no se necesita mucha potencia, dado que el motor puede estar en torno a los 140 CV. Por otro lado, la caja de cambios, aunque con una relación corta, es el talón de Aquiles de estos modelos, dado que se pierde mucha precisión en los momentos críticos.

Las intenciones de Jonathan es pasar este coche a la categoría R2, en la que pueden poner una caja de cambios secuencial y una mejora de motor de entorno 40 – 50 CV. El problema es el coste que podría llegar entorno a los 18.000 euros.

Pequeño pero valiente

Divertido

Ya acoplado a los espléndidos baquets, específicamente fabricado para este modelo, la postura de conducción es ideal, aunque por mi diferencia de altura con el piloto habitual del coche no veía bien el cuenta revoluciones.

Los mandos son todos muy sencillos y fáciles de accionar, embrague, dirección, frenos, etc. El motor sube de vueltas muy rápido, alcanzado las 7.000 rpm como una exhalación, llegando al corte de encendido con mucha facilidad. Utilizando un trazado del circuito lo más revirado posible, para de este modo sacarle todo el partido a este “pequeñin”, el C2 Challenge es un verdadero gustazo, y si tengo que asimilarlo a algo, lo más cercano son las sensaciones que he tenido con un Kart; rápido de reacciones, exigente al límite, pero muy agradecido cuando lo llevamos por su sitio.

Es tan fácil de conducir que parece que todo pasa a cámara lenta, el coche es exigente, pero avisa, es rápido de reacciones, pero también progresivo. Esta claro que un coche con este tamaño y distancia entre ejes, siempre será complicado al límite, pero podemos decir que perdona muchísimo y en manos de un piloto valiente puede dar más de un susto en cualquier clasificación de un rally.

Pequeño pero valiente

Historia

A todos nos gusta conocer la historia de los vehículos que utilizamos y éste no podía ser menos. Esta unidad del Citroën C2 Challenge se compró en su momento por Claudio Álvarez para que Yeray Lemes participara en península en la Copa Monomarca. Luego ese coche llegó a Gran Canaria y la mujer del propietario, Loli tuvo su estreno en la competición en la Subida de Moya. Posteriormente y tras estar muchos años en el dique seco, Jonathan Suárez adquiría este vehículo para volver a la competición.

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