Clásicos
Estreno del Toyota Starlet 1.3S
El día 3 de septiembre de 2011, no se podrá borrar de mi mente, fue el día que me estrené en una prueba de Regularidad Sport con mi Toyota Starlet 1.3S.
Ahora, una vez pasada la prueba, todo parece fácil, pero no fue así, había que preparar muchas cosas en el coche y yo también me tenía que preparar.
Lo primero era aligerarme a mi mismo, o lo que es lo mismo bajar algo el exceso de peso que llevo. Con la ayuda de mi mujer, la cosa se llevó con dignidad y puede conseguir el objetivo en pro de no sufrir demasiado en la competición.
Posteriormente, lo que tocaba era empaparme bien de lo necesario para competir en la Regularidad Sport en Montaña, una modalidad que sólo tenía una prueba de vida (Moya) y todo estaba por descubrir. Así que me puse manos a la obra preguntando, molestando y descubriendo las técnicas y aparatos necesarios.
La técnica estaba clara, “sólo ante el peligro”, yo tenía que comérmelo y bebérmelo dentro del coche, ya que ésta modalidad se participa sin copiloto, con lo que todo se complicaba un poquito más.
Para no enrollarme mucho con la técnica, el desarrollo da la prueba consiste en mantener una velocidad media durante todo el recorrido, que está controlado vía GPS, sumando una penalización por cada metro o segundo de retraso o adelanto, “fácil”. Pero claro, los kilómetros exactos y la velocidad media se entrega sólo unos momentos antes de la prueba, perdón creo que me estoy adelantando.
Siguiendo con la preparación, ya conocíamos la teoría, ahora tocaba los aparatos. Aquí tuve un poco más de suerte, ya que tenía un cronometro Bratz y una pirámide de la misma marca, sólo me faltaba algo que me indicara los kilómetros recorridos, cosa que solucioné con un biciclometro del amigo Juan González.
El coche
Ahora le tocaba al coche, para lo que el amigo y mecánico Leandro de Serviauto en Vecindario sería el encargado. Además de revisar la mecánica, había que ubicar los aparatos justo detrás del volante, realizando para ello un arnés donde sujetar todo y que funcionó de maravilla.
La verdad es que el Starlet es uno de los coches más duros que he conocido y lo aguanta todo, ya teníamos “casi” todo listo.
Ahora tenía que hacer realidad el dicho de que un coche de competición debe serlo y parecerlo, así que nos pusimos manos a la obra y creo que no quedó mal, por su puesto lo patrocinadores ayudaron a ello, benditos sponsors, en mi caso Automoviles Moviauto y Estación de Servicio BP El Doctoral.
Se me olvidaba una cosa, la asistencia, que como siempre nos la tiene que solucionar un amigo, en este caso “casi hermano”, Pedro Moreno, que con la ayuda de mi hijo Carlos iban a estar para lo que hiciera falta y por supuesto se encargaría del avituallamiento necesario, sobre todo líquido.
La carrera
El escenario elegido para la puesta de largo fue la doble cita de Fataga y San Bartolomé, por supuesto al lado de casa, era lo mejor. El comienzo marchó fácil, las verificaciones fueron rápidas y cómodas. Ya sólo nos quedaba concentrarnos y preparar los aparatos para el duro trabajo.
Ya en carrera, la primer manga resultó un desastre, porque el calibre utilizado en el biciclometro era erróneo y eso hizo que penalizara en exceso, cosa que volvió a ocurrirme en la primera oficial, situándome en ese momento en una desalentadora última posición entre los seis equipos que había sobrevivido en la Regularidad Sport. Uno de los vehículos había tenido un accidente.
La clave
Casi lo daba todo por perdido y pensaba que esto no era lo mío, que decepción. Pero Pololo y Kike Álvarez me abrieron los ojos, explicándome donde estaba mi error, que no era otro que la famosa regla de tres directa e inversa o como se llame y en que momento utilizar cada una de ellas.
Bendita ayuda, gracias a ellos pude marcar el mejor tiempo en la última manga y ganar mi primera carrera, además en el debut en esta disciplina, más no se puede pedir, bueno sí.
Lo que yo quería era seguir en esa progresión, pero nunca pensé que tan rápido, dado que en San Bartolomé ganaba en la primera manga (entrenamiento) y en la segunda también (primera oficial) pero en la tercera mis contrincantes y amigos afinaban muchísimo pasándome tres coches, conformándome por tanto con la cuarta posición.
Pero lo más bonito era que todos estábamos muy juntos en la clasificación, manteniendo intactas las ganas de seguir aprendiendo y progresando en esta disciplina.
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